Febrero de 2014 – El Chapo Guzmán habrÃa sido capturado en México · Diciembre de 2012 – Nicolás Maduro anuncia la gravedad del estado de Hugo Chávez · Julio de 2012 – Muere el contrarrevolucionario cubano Oswaldo Payá · Mayo de 2012 – Arrepentirse, un acto vergonzoso. Perdonar, un acto cobarde · Mayo de 2012 – Grecia y la Nueva Europa · Mayo de 2012 – "Pesadillas" contra China · Abril de 2012 – Discurso de Axel Kicillof en el Senado argentino · Abril de 2012 – Discurso de Hugo Chávez en La Habana 1994 · Abril de 2012 – Entrevista de Ana Pastor a Rafael Correa · Abril de 2012 – La revolución no debe ser televisada · |
El 9º aniversario de los atentados, envuelto en ideologÃas enfrentadas
Barack Hussein Obama afirma que lo que se atacó fue la «idea de América»
Sábado 11 de septiembre de 2010, por ER. Washington
Las conmemoraciones del aniversario de los atentados del 11–S están marcadas por las reacciones (entre ellas dos manifestaciones) ante el anuncio de la posible instalación de un «centro cultural» islámico (Córdoba lo quieren llamar, recordando un triunfo de la Hispanidad sobre el Islam que aún duele) a unas cuadras de la llamada «Zona Cero», el lugar de Manhattan donde se erguían las torres gemelas antes de ser derribadas.
El Presidente Obama, en su discurso ante el «estanque de la memoria» ha utilizado un argumento contundente: cualquier cesión a los atacantes equivaldría a hacerse cómplice de ellos (siguiendo los conceptos desarrollados por Gustavo Bueno en La vuelta a la caverna (2004) diremos que el terrorista necesita del atterrorizado). Por tanto, ha seguido razonando Obama, y dado que no sólo América sino, sobre todo, la idea de América fue atacada el 11 de septiembre de 2001, el modo de hacer frente al terrorismo es mantener firme la idea de América y su práctica.
El argumento es impecable y, sin embargo, vacío en tanto no se defina la «idea de América» de la que se habla. Obama ha hablado de un proyecto común, sin especificar cuál pero con las habituales referencias a la libertad… y a la tolerancia. En efecto, Obama ha respondido implícitamente al anuncio del pastor protestante Terry Jones de quemar un Corán como protesta por la construcción del centro cultural–mezquita (proyecto pirómano que Jones ha sustituido por un diálogo, probablemente de besugos, con el imán de la zona, no sabemos si por sugerencia de la CIA o si está planeando algún giro de interés mediático).
Obama ha hecho una virtud del terror (cómplice del terrorismo, repetimos) que muchos sentían ante las posibles reacciones por la quema del libro sagrado musulmán: la ha llamado tolerancia y ha dicho que es propia de la idea de América: «nunca estaremos en guerra con el Islam».
La cuestión es si el mito americano del «crisol», unido con la democracia de mercado, puede o no limar las asperezas de una religión como la islámica en sus relaciones con el imperio estadounidense. Incluso si lo lograra en casa, ¿cómo podría asegurar hacerlo en el exterior, en los márgenes del imperio? O mediante la generación de sociedades políticas capaces de diluir las instituciones más fundamentalistas y teocráticas del Islam o mediante la defensa armada de los límites del Imperio. Esta es la dialéctica del imperio yanqui en los días que sale escaldado de Iraq y concentra sus esfuerzos en Afganistán.