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En vÃsperas de elecciones locales en 12 estados de la República
El atentado conmueve a la nación y paraliza el proceso electoral
Martes 29 de junio de 2010, por ER. México
Alrededor del medio día de hoy, lunes 28 de junio, Rodolfo Torre Cantú cayó acribillado por un comando armado -que se presume como parte de algún cártel de narcotráfico- junto con varias personas más mientras se desplazaba en su camioneta de campaña dando seguimiento a las actividades finales del cierre de campaña electoral en vísperas de la elección a gobernador de Tamaulipas, en el norte del país, el próximo 4 de julio.
Torre Cantú era hasta esos momentos el candidato del PRI a la gubernatura tamaulipeca, en manos de ese partido desde siempre, y era de hecho ya, podríamos decir, el próximo gobernador del Estado, pues la ventaja en intención de voto a su favor era imbatible.
Hasta estos momentos, los votantes de 12 estados de la república están emplazados para votar el próximo domingo 4 de julio en elecciones para renovación de gubernaturas y de congresos locales, siempre y cuando las cosas sigan su curso previsto, aunque ya no de manera normalizada a la vista de tan dramático acontecimiento.
Los estados en donde tendrán lugar las elecciones son: Aguascalientes, Quintana Roo, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Tamaulipas, Hidalgo, Tlaxcala, Oaxaca, Veracruz, Puebla y Zacatecas. En todos ellos, acaso con la excepción de Oaxaca, es prácticamente generalizada la ventaja en intención del voto por parte del PRI, con lo cual habremos muy seguramente de ver a este partido avanzar aún más en el cuadro político general de la nación con vistas a la elección presidencial de 2012.
Pero lo que es alarmante desde cualquier punto de vista, es la señal aplastante de descomposición orgánica del Estado que representa el asesinato de Torre Cantú en manos del crímen organizado. Y no se trata, como de inmediato salieron a gritar los fundamentalistas democráticos de siempre, evitando con eufemismos señalar el problema real, de un atentado contra la democracia y sus instituciones, sino de un atentado contra el Estado mexicano y su soberanía.
Es muy común escuchar también de boca de analistas y políticos considerados como "de izquierda", que el problema central del crímen organizado -como el narcotráfico- es una cuestión de pobreza, de falta de empleo y oportunidades para la gente, argumento verdaderamente ridículo por elemental, que nos muestra el error de perspectiva al que están muchas veces sometidos quienes en estas coordenadas se sitúan, que es el error de la perspectiva sociologista y economicista vulgar, consistente en hacer reduccionismo de cualquier análisis de la realidad política e histórica a sus determinaciones económicas: como si el narcotraficante o el sicario del cartel x o y estén ahí por "falta de oportunidades" o porque eran muy pobres cuando eran niños.
Porque la del narcotráfico es una industria en toda la extensión de la palabra, y no se trata de que un agricultor o un marginado social estén ahí por miseria o por resentimiento -lo que no implica que no hayan casos así-, sino sencillamente porque puede que esa opción sea muchísimo más redituable dentro del abanico de oportunidades generales que ante la vista se tiene. El círculo vicioso que determina la dialéctica del crimen organizado es muchísimo más complejo que la lucha entre ricos y pobres a cuyas coordenadas se quieren muchas veces llevar las discusiones y los análisis.
México vuelve en todo caso a un escenario que evoca los tiempos de la Revolución mexicana, caracterizado por la presencia descontrolada de cuatreros y bandoleros enfrentados a caciques locales en encarnizada lucha por el control del poder en todos sus estratos.