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Entre la traición, el oportunismo y la indefinición en la antesala de elecciones intermedias
Una facción del PT deja el partido para aliarse con el PRD de Jesús Ortega
Lunes 19 de enero de 2009, por ER. México
El Partido del Trabajo
En una dinámica política lamentable, que es la propia de todo preámbulo electoral (en julio de 2009 habrá renovación del Congreso federal y de asambleístas y delegados en el Distrito Federal), la fractura política vuelve a aparecer haciéndolo esta vez al interior del Partido del Trabajo, formalmente miembro del Frente Amplio Progresista y, según se ha venido sabiendo, parte de la plataforma de partidos que han estado respaldando al movimiento de Andrés Manuel López Obrador.
En este contexto, hace algunos meses se había presentado la evidencia de la primera fractura política mayor en el FAP ante el triunfo del socialdemócrata Jesús Ortega como presidente nacional del PRD; ante tales circunstancias, Alberto Anaya, líder nacional del PT, formó parte del bloque que, junto con el partido Convergencia (de Dante Delgado) y el apoyo político de Porfirio Muñoz Ledo, hubo de desmarcarse de esa facción colaboracionista para cerrar filas en torno del liderazgo político de Andrés Manuel López Obrador.
Pero fue cuestión de semanas para que el antagonista de Anaya al interior del PT, José Narro Céspedes, presentase su discrepancia con su ya ex-correligionario y anuncie que ahora habrá de formar parte, junto con miembros de su facción, del PRD. Y todo esto, claro está, ofreciéndose dentro de la más políticamente correcta nebulosa ideológica democrática, porque resulta ser que el movimiento que con Narro Céspedes deja el PT para pasar a engrosar ahora las filas del PRD socialdemócrata -cerca de 3 mil militantes- lleva el luminoso rótulo de Unidad Democrática Nacional.
Según Narro Céspedes, Anaya ha tenido un manejo oscuro de los recursos públicos que han sido puestos a disposición de su partido por vía del Instituto Federal Electoral; además de que, según declaraciones de Narro, Anaya apoya sólo en apariencia a López Obrador y el Gobierno Legítimo, toda vez que, según se dice, el aún dirigente del PT ha estado teniendo negociaciones con el PRI con miras a lograr una alianza político-electoral para la elección de gobernador del norteño estado de Nuevo León.
Ante la salida de parte de su militancia, el PT publicó un desplegado en donde se aclara que los grupos que dejan el partido para irse al PRD de Ortega son sobre todo de los estados de Durango y Zacatecas, afirmándose además en su fidelidad con López Obrador.
Salvemos a México
Mientras todo esto sucede, el IFE habrá de dictaminar en las próximas horas sobre el rótulo con el que la alianza entre el -ahora menguado- PT y Convergencia intentan cuajar de una buena vez la alianza desde hace semanas anunciada para participar conjuntamente en los próximos comicios. El instituto en cuestión había rechazado ya dos propuestas para esta coalición ex profeso: la del propio FAP y la utilizada por López Obrador en su campaña presidencial de 2006, Por el bien de todos, primero los pobres.
Entre contingencias, oportunismos e indefiniciones ideológicas, ER.México consigna de momento los hechos, manifestando también su extrañamiento ante lo que acontece y ante lo que se espera irá dándose de manera descontrolada, improvisada y, lamentablemente, en muchos casos ramplona.