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Intentan incorporar un partido comunista
Pero la incompatibilidad del Islam con el comunismo constituye un obstáculo
Martes 6 de marzo de 2007, por ER. Teherán
El Partido del Pueblo Palestino (PPP) anunció que está dispuesto a unirse al gobierno de unidad nacional que formarán Al Fatah y Hamás. «El partido está dispuesto en principio a participar en el gobierno, de acuerdo a las condiciones que ha expuesto al primer ministro designado», dijo hoy Basam Salhi, secretario general del PPP.
El PPP es un pequeño partido de corte comunista fundado en 1982 bajo el nombre inequívoco de Partido Comunista Palestino. Actualmente es parte de la alianza al-Badíl («la alternativa») junto con la Frente Democrático para la Liberación de Palestina y la Unión Palestina Democrática o Fida. Si realmente se tratara de un partido comunista, sería una contradicción insalvable su participación en el gobierno junto a partidos teocráticos como Hamás. No obstante, el ideario del PPP valorar la participación en las instituciones de gobierno del estado (en este caso seudoestado), lo que le acerca a postulados socialdemócratas, mucho más ambiguos que los comunistas. Quizá por ello no tiene excesivos problemas en converger con la teocracia islamita en su búsqueda de unidad.
Retrasos y contradicciones
Mientras, el nuevo gobierno de unidad palestino se retrasa al no poder aportar Al Fatah, el partido del presidente Abás, su lista de ministros antes de una semana. Por ello, el actual primer ministro Ismael Haniya, de Hamás, quiere abrir el Acuerdo de La Meca del pasado 8 de febrero a otras formaciones políticas, haciéndolo «más versátil» para limar diferencias.
Según Basam Salhi, Ismael Haniya ha mostrado interés en puntos señalados por el PPP como los derechos sociales, educación, seguridad social y derechos laborales, pero tales puntos son abstractos si no se concretan los marcos desde los que realizarlos. ¿Alguien puede imaginarse la aplicación de derechos laborales en un estado donde la mujer no puede siquiera verse en compañía de un varón que no sea su marido? ¿Quién valoraría positivamente la educación en el Corán que se realiza de forma sistemática en los países islámicos?
Asimismo, Haniya apela a la versatilidad de los Acuerdos de la Meca para dar cabida a los partidos de lo que ellos denominan como «izquierda laica». Pero tal afirmación, aparte de ambigua —laico es el creyente que no pertenece a la jerarquía eclesiástica—, pide el principio: ¿acaso puede existir una izquierda que se acoja a los postulados del Trono y el Altar? Incógnitas retóricas para las sociedades islámicas, donde se sabe perfectamente que la religión islámica lo inunda todo y no hay ciudadanos sino súbditos que besan sumisamente el suelo cinco veces al día.
Sean de la naturaleza que sean los acuerdos a tres bandas entre las facciones palestinas, e independientemente de la naturaleza ideológica del PPP, este reforzamiento de la solidaridad entre terceros dentro del seudoestado palestino tendrá una consecuencia inmediata: disponer de mejores medios para atacar a Israel.