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Cumbre "Progresista" contra la crisis
Zapatero, el presidente español, actúa como líder supremo de la secta
Martes 31 de marzo de 2009, por ER. Santiago de Chile
Lo que la prensa burguesa ha tildado de cumbre de «centroizquierda» (el centro sería un lugar geométrico para distinguir izquierdas de derechas, pero no una ideología definida, sino un hipotético lugar —en realidad inexistente— donde colocar a la indefinición política tópica de nuestro tiempo) ha servido de preludio a la reunión del G-20 que se celebrará los próximos días. Esta cumbre socialdemócrata ha servido para mostrar al mundo los puntos que, desde esta izquierda definida hoy irreconocible con respecto a sus orígenes, se defienden para superar la crisis econoómica mundial.
En un balneario chileno (lugar muy oportuno para que «la izquierda» se reúna; normal si se tiene en cuenta que estos liberal-keynesianos han secuestrado el término izquierda para sí), en Viña del Mar, se produjo la reunión, enésima desde 1999 y también en el mismo lugar. ¿Es Chile el centro de operaciones mundial de la socialdemocracia? Suponemos que Bachelet así lo querrá. En 1999 allí se reunieron los líderes progresistas más destacados, por iniciativa de los entonces máximos mandatarios estadounidense y británico, Bill Clinton y Tony Blair respectivamente. Esto ha de hacer reflexionar, ya que es el progresismo liberal de corte anglosajón el dominante dentro del espectro ideológico socialdemócrata en todos los partidos del mundo occidental, y algunos de otras latitudes.
Los asistentes a esta cumbre progresista fueron, entre otros, la presidenta Michel Bachelet, la argentina Cristina Fernández de Kirchner, el uruguayo Tabaré Vázquez, el brasileño Luis Ignacio Lula da Silva, el británico Gordon Brown, el australiano Kevin Rudd, el noruego Jens Stoltenberg, el vicepresidente de los Estados Unidos Joe Biden y, sorprendentemente, la canciller alemana Ángela Merkel. ¿No resulta evidente la ecualización entre socialdemocracia y democracia cristiana en las sociedades políticas capitalistas de mercado pletórico, ecualización que ha borrado completamente la distinción entre izquierda y derecha en este tipo de sociedades? ¿Sino cómo se explica la presencia en esta cumbre de la figura más relevante a nivel internacional de la democracia cristiana? Por supuesto, no podía faltar el presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, abanderado día sí día también del progresismo socialdemócrata liberal. Y éste, Zapatero, trató de acaparar todos los focos mediáticos con su optimismo aliciesco, ante la gran ausencia del nuevo flamante emperador mestizo, Barack Obama, el cual mandó a Biden como representante, también como medida de prudencia política ante su propia ciudadanía para no mancharse diréctamente las manos ante los improperios socialdemócratas que allí se dijeron. Y aunque Bush II nunca fue invitado (no era «progresista»), Obama ha preferido mantener personalmente las distancias sabiendo lo que se juega ante buena parte de los estadounidenses, incluídos muchos de sus votantes, muy lejanos de postulado socialdemócrata alguno.
Además, el interés de la nueva administración estadounidense no es pura y simplemente el de caminar junto a los socialdemócratas en pos de un mundo más socialdemócrata. «La presencia de Biden es una señal del interés de EE.UU. en escuchar a los líderes de la región, para trabajar en mejorar las relaciones», tal y como aseguró a la prensa Lilia López, presidenta de la ONG Latin America Mundi, con sede en Washington.
El pomposo lema de la reunión, «Una respuesta progresista a la crisis global», analizaron el papel interventor del Estado en la economía capitalista (es decir, reivindicaron el papel de John Maynard Keynes, padre económico del Estado de bienestar, tal y como se conoce desde el final de la Segunda Guerra Mundial y el modelo económico instaurado tras los pactos de Bretton-Woods, los cuales entraron en entredicho tras la crísis del petróleo de la década de 1970, década en que se impuso el monetarismo neoliberal de Milton Friedman, el cual hoy, con la nueva crisis, ha entrado en desgracia), y abogaron por profundizar en los tópicos socialdemócratas actuales: la ecología (biodiversidad), el desarrollo sostenible (¿qué es eso?), la tolerancia (algo típicamente anglosajón) y la Alianza de Civilizaciones de Zapatero con los mahometanos. Al tiempo, la Realpolitik se dejó para las reuniones bilaterales, como la mantenida por Cristina Fernández y Gordon Brown, en una enésima conversación sobre el diferendo de las Malvinas. Reunión que, curiosamente, ha sido pedida por el Gobierno del Reino Unido.
En definitiva, palabras vacías para mostrar un mensaje difuso que ninguno de los presentes en dicha reunión, salvo quizás el español Zapatero, se creen.